La pasta es una de las opciones más versátiles en la cocina. Entre sus muchas combinaciones posibles, el farfalle con salsa de tomates y salmón ahumado destaca por su equilibrio entre sencillez y sofisticación. La suavidad de la pasta se une al sabor intenso del salmón y la frescura de los tomates, creando un plato nutritivo y perfecto para cualquier ocasión. La textura del farfalle permite que la salsa se adhiera de manera uniforme, asegurando una experiencia culinaria deliciosa en cada bocado.
El farfalle debe cocinarse en una olla grande con abundante agua hirviendo y sal. Se recomienda seguir los tiempos indicados en el envase para lograr una textura al dente. Una vez lista, la pasta se escurre y se reserva, añadiendo un chorrito de aceite de oliva para evitar que se pegue.
En una sartén grande, se calienta el aceite de oliva y se sofríen la cebolla picada y los ajos hasta que estén dorados. La clave está en cocinar a fuego medio para que los ingredientes desprendan todo su aroma sin quemarse.
Se añaden los tomates troceados o triturados junto con el orégano, la albahaca, la sal y la pimienta. La mezcla debe cocinarse a fuego lento durante unos 15 minutos para reducir el exceso de líquido y concentrar los sabores.
El Salmón del Atlántico Ahumado VIGILANTE se incorpora con cuidado a la salsa, agregándolo en pequeños trozos para que mantenga su textura. Tras unos minutos de cocción, se vierte la nata y se remueve bien para lograr una textura cremosa. Se deja cocinar a fuego bajo durante cinco minutos más.
La pasta cocida se añade directamente a la sartén con la salsa y se mezcla para que se impregne bien. Antes de servir, se espolvorea queso parmesano y se decoran los platos con perejil fresco picado, para aportar un toque final de sabor y presentación.
Para obtener una pasta perfectamente cocida, es fundamental utilizar al menos 1 litro de agua por cada 100 gramos de pasta y añadir la sal cuando el agua ya esté hirviendo. No se debe enjuagar la pasta tras la cocción, ya que esto eliminaría el almidón necesario para que la salsa se adhiera correctamente. Si se quiere intensificar el sabor, se puede agregar un poco del agua de cocción a la salsa antes de mezclarla con la pasta.
Este plato combina a la perfección con un vino blanco seco y afrutado, como un Albariño o un Sauvignon Blanc, que resaltan la frescura del tomate y la suavidad del salmón. Para quienes prefieren bebidas sin alcohol, una limonada casera con un toque de jengibre puede ofrecer un contraste refrescante. Un agua con gas y rodajas de lima también puede complementar bien los matices del plato.
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